lunes, 7 de enero de 2013

LA LLUVIA SILENCIOSA


La lluvia silenciosa

        Una sola gota de agua, tiene más valor que todo el oro, el petróleo y los diamantes del mundo juntos, porque en su pequeñez encierra el misterio de la vida.
            El hombre es un animal visual. Por eso uno de los fenómenos climáticos que menos nos gusta a los humanos es la niebla, porque nos dificulta el sentido que tenemos más desarrollado: la vista.
Niebla en un pinar de la Tierra de Arévalo 
        Lo cierto es que en los inviernos secos con prolongados periodos anticiclónicos el único aporte de humedad que recibe el suelo es precisamente por la niebla. La multitud de diminutas gotas de agua que componen la niebla van pasando lentamente por los campos empujadas por las corrientes de aire dominantes. Cuando esas gotas tocan el suelo muchas se quedan atrapadas por la arena, por la hierba o por los cultivos. En zonas deforestadas, una mínima parte del agua que contiene la niebla pasa a humedecer el suelo. Pero en los bosques, un número  muy superior de gotas quedan retenidas entre las hojas o el follaje y van goteando lentamente humedeciendo el suelo que queda justo debajo, en forma de lluvia silenciosa.
             Gotas de agua retenidas por las acículas de un pino en un día de niebla.                 
            En inviernos secos resulta muy curioso ver como sólo debajo de los árboles la hierba se mantiene verde. Se podría decir que llueve bajo las copas. Igualmente, cuando la niebla se hiela, fenómeno que se conoce como cencellada, los árboles parecen bolas gigantes de nieve. Así, cuando el sol calienta y empieza el deshielo, la mayor parte del agua retenida por las hojas o las ramas pasa al suelo. Mientras, una tenue nube de vapor asciende lentamente empujada por el viento. Sólido del hielo, líquido de las gotas y gaseoso del vapor: Los tres estados de la materia se producen en el mismo instante.
            En una comarca tan deforestada como la nuestra, donde la superficie forestal sólo ocupa el 3,3%, conservar los pocos bosques que nos quedan es vital para asegurar un mayor aprovechamiento del agua. Sólo manteniendo o aumentando esta pequeña superficie forestal podremos asegurar que la lluvia silenciosa no pasará de largo.

Arévalo, invierno de 2013

texto y fotos: Luis J. Martín.

4 comentarios:

  1. Mantengamos esa lluvia silenciosa. Lynx

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  2. La lluvia silenciosa. !Qué hermoso título para una bella y sencilla composición! Enhorabuena, Luisjo.
    Ángel Ramón

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  3. Como siempre, breve y didáctico. Caco

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  4. Nuevos tiempos y nuevos conceptos, agrego el Cultivo y Cosecha de Agua, no importa el lugar, siempre existe un modo para obtenerlo de la naturaleza. Enseñanza a valorar.

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