martes, 24 de julio de 2012

LAS MAMANDURRIAS DE LA CONDESA

          En una, no muy remota, monarquía subperinaica había un rey que decidió no reinar para dedicarse en exclusiva a su principal afición, disparar sobre animales con su regio y potente rifle. El caso es que renunció a sus obligaciones pero no a su sueldo de monarca, el cual empleaba íntegro en disparar contra todo tipo de bestias costase lo que costase. Aunque a sus súbditos les hacía ver que le invitaban los presidentes o reyes de otros países y que él no gastaba ni una uropela en tales matanzas. Entre sus trofeos tenía algunos elefantes, tigres, rinocerontes, búfalos, leones, leopardos, guepardos, antílopes, gorilas, osos polares, pardos, pandas, de collar, lobos, linces, ciervos, corzos, renos,  alces... Mientras tanto, su esposa soberana, la reina, pedía a la ciudadanía que colaborara en la salvación de algunos de los animales más amenazados del mundo, entre los que, curiosamente, se encontraban algunas de las especies a las que su soberano esposo, el rey, disparaba con asiduidad y verdadero placer.

            En este, no muy remoto, reino la gente se estaba quedando sin trabajo y sin ahorros, debido a secretos pactos que los gobernantes habían suscrito con poderosos reinos y países norperinaicos. Lo curioso del caso es que los ciudadanos de este, no muy remoto, reino adoraban a sus monarcas y a sus gobernantes a los que votaban una y otra vez a pesar de que los pactos sólo favorecían a la banca de los países poderosos y estaban siendo nefastos para la gran mayoría de los ciudadanos del reino del monarca cazador, sumiéndolos en la miseria.

            Entre estos gobernantes se encontraba Esmeralda Agarre, condesa de Murete, que había sido elegida en varias ocasiones presidenta de la región de Midraz. A esta noble señora le gustaba decir que nunca debe haber gastos superiores a lo que se ingresa. Pero por otro lado decía en sus memorias que algunas veces no llegaba a fin de mes. Ambas afirmaciones, en sí, eran un claro contrasentido pero no pasaba nada, el pueblo la adoraba y la votaba una y otra vez y la llamaban cariñosamente la condesa Esme.

            Tal era su poderío e influencia que había conseguido colocar a su hijo como asesor del Gobierno central, sin previa oposición, mientras el Gobierno central dejaba vacantes plazas de funcionarios por los recortes a los que los banqueros de los países norperinaicos les obligaban a hacer, a pesar de que cualquiera de esos funcionarios cobraban una cuarta parte del sueldo asignado al joven conde. También a su amigo Yori Gorato lo había convertido en presidente de un importante imperio bancario que se dedicaba a robar a los ingenuos clientes para poderse permitir sueldos de varios millones de uropelas al año tanto para él como para cada uno de los directores, asesores y demás camarilla que tenía a sus órdenes. Muchos de estos clientes, incluso después de enterados de los millonarios sueldos de los directivos a los que habían entregado sus ahorros o sus inversiones, seguían confiando en ellos y depositando todo su dinero en sus avariciosas e insaciables manos.

            Pero este no era un caso aislado, casi todos los gobernantes colocaban a sus familiares y amigos en puestos oficiales quitándoselos a funcionarios de carrera. A pesar del déficit económico del reino subperinaico los gobernantes no se bajaron en ningún momento el salario. En lugar de usar su propio coche, con el dinero que sacaban de los impuestos de los pobres ciudadanos, compraban coches oficiales para los reyes, príncipes, infantes, gobernantes, ministros, alcaldes, concejales, asesores, consejeros... Y además se concedían a sí mismos grandes cantidades de uropelas en desplazamientos, estancias, dietas, etc. Convirtiéndose la clase política en una casta privilegiada a pesar de los graves apuros económicos por los que estaba pasando el reino. El pueblo lo sabía, pero adoraba a sus gobernantes y les daban el poco dinero de que disponían para que se permitieran tales privilegios. 
            Tan mala era la situación que los gobernantes empezaron a subir los impuestos, pero sólo a los más pobres, especialmente el IPP (Impuesto para Prolongar sus Privilegios) que gravaba a los productos de primera necesidad y de uso diario, lo que provocó una gran inflacción y el cierre de muchos negocios. También congelaron las oposiciones, cerraron hospitales públicos o los convirtieron en privados para la casta privilegiada. Clausuraron líneas de investigación, metieron en cada aula pública a 35 ó 40 niños de media, suprimieron becas, subieron matrículas, dejaron que los montes ardieran para no gastar en bomberos. Y continuaron con los recortes, los desahucios... Hasta el punto de que el hambre empezaba a imperar por todos los rincones del reino. Entonces tuvieron la brillante idea de acortar el nombre del reino para ahorrar en tinta pues decían que con la cantidad de veces que aparece en los documentos oficiales, el ahorro podría suponer varios millones de uropelas. La propuesta fue aprobada y la monarquía subperinaica pasó a llamarse Pana y sus habitantes nombrados con el gentilicio de panolís o panolíes, que en esto hubo algunos académicos que disintieron.

             Pero la situación seguía empeorando, hasta el punto que la condesa de Murete vio peligrar sus privilegios pecuniarios y los de su hijo, el joven conde. Entonces se fue a una de las mejores peluquerías de Midraz, esa en la que sólo por peinarte te cobran lo que un obrero gana en tres meses. Luego se hizo la manicura, la pedicura, un masaje facial, un maquillaje rejuvenecedor. Y se presentó como una superbarby delante de una nube de periodistas, a los que su asesor personal de prensa (personal porque ella lo había elegido personalmente, sin haber superado ninguna oposición) había convocado previamente.
"Yo os bendigo y me llevo vuestro trigo"
            El caso es que la condesa Esme puso la mejor de sus sonrisas y comenzó a hablar de la necesidad de hacer recortes para lo cual pidió, una vez más, el sacrificio de todos los ciudadanos para eliminar subsidios, subvenciones y demás mamandurrias. Mientras pensaba en que, si no convencía a la chusma, el puesto de asesor de su hijo, el joven conde, peligraba. Luego les dio la bendición con estas palabras "Yo os bendigo y me llevo vuestro trigo. Ale, con dios, mis queridos panolís".

            Las gentes desde sus ordenadores, televisores y radios oyeron las palabras de la condesa y pensaron: "cuanta verdad sale por la boca de esta gran señora, aunque ya sólo me queda la sangre que corre por mis venas, si ella me lo pidiera me las rajaría aquí mismo para que ella y su hijo beban de mi sangre". Igualmente, una pobre mujer que cuidaba ella sola de sus padres ancianos, seniles e inválidos y a la que habían negado la subvención solicitada a la región de Midraz, debido a esos necesarios recortes y a ese patriota sacrificio, sólo pensó mientras escuchaba a la condesa de Murete: "qué razón tiene esta buena señora, con lo guapa y simpática que es, mírala si parece una Barby".
            Lo más curioso de todo esto es que los pobres súbditos de esta, no muy remota, monarquía subperinaica siguieron votando a esos gobernantes garrapatas que sólo sabían chupar la sangre de la gran mayoría de sus ciudadanos para que sus privilegios no se vieran resentidos. Esta anómala situación llamó la atención a Maxwell Preston catedrático de sociología de la prestigiosa Universidad de Arcadia en el estado de Luisiana que, tras largos y complicados estudios sociológicos, ha llegado a la conclusión de que una gran mayoría de los habitantes del reino de Pana sufre una rara dolencia a la que han denominado SRHI (Síndrome Robin Hood Inverso) por el cual las personas desfavorecidas se sienten atraídas especialmente por aquellos políticos o gobernantes que más les roban para dárselo a los ricos para que así puedan seguir manteniendo sus privilegios.
 
Escrito en Arévalo, a 18 de julio de 2012
Luis José Marín García-Sancho
Cualquier parecido con la realidad es posible e intencionado.

Hablando de mamandurrias:
https://www.youtube.com/watch?v=cXc7kT8Whvg